Félix
María Samaniego
(Laguardia,
1745- id., 1801) Escritor español, famoso por sus Fábulas morales. Junto con
Tomás de Iriarte es considerado el mejor de los fabulistas españoles; la
violenta enemistad surgida entre ambos ha pasado a la historia de la
literatura.
Perteneciente
a una familia noble y rica, tras los primeros estudios (llevados a cabo en el
hogar paterno) fue enviado a cursar derecho a la Universidad de Valladolid,
donde permaneció dos años sin llegar a concluir la carrera. En un viaje de
placer a Francia se entusiasmó con los enciclopedistas, y se quedó mucho tiempo
en tierra francesa; allí se le contagió la inclinación a la crítica mordaz
contra la política y la religión tan grata a los hombres del siglo, y cierto
espíritu libertino y escéptico que le indujo a burlarse de los privilegios y a
rechazar, incluso, un alto EMPLEO en la corte que le ofreció el conde de Floridablanca.
A
su regreso a España contrajo matrimonio y se estableció primeramente en
Vergara, donde participó en la Sociedad Patriótica Vascongada, tendente a la
difusión de la cultura en los medios populares, y de la cual llegó a ser
presidente. Las fábulas escritas para que sirvieran de lectura a los alumnos
del Real Seminario Patriótico Vascongado de Vergara son su obra más conocida.
En 1781 se publicaron en Valencia los cinco primeros libros con el título de
Fábulas en verso castellano, y en 1784 apareció en Madrid la versión
definitiva, titulada Fábulas morales y formada por nueve libros con 157
fábulas.
Las
fábulas de Samaniego se inspiran en las obras de los fabulistas clásicos Esopo
y Fedro, y también del francés La Fontaine y del inglés J. Gay; todas ellas
tienen una finalidad didáctica. De estilo bastante sencillo y métrica variada,
muchas fábulas destacan por su espontaneidad y gracia: La lechera, Las ranas
que pedían rey, El parto de los montes, La cigarra y la hormiga, La codorniz,
Las moscas, El asno y el cochino, La zorra y el busto o El camello y la pulga.
La
publicación de las fábulas de Tomás de Iriarte (que había sido su amigo) un año
después que las suyas, con un prólogo en el que afirmaba que eran "las
primeras fábulas originales en lengua castellana", irritó a Samaniego y
desató una rivalidad entre ambos escritores que duraría toda su vida. Samaniego
publicó anónimamente el folleto satírico Observaciones sobre las fábulas
literarias originales de D. Tomás de Iriarte (1782) y, poco después, una
parodia del poema La música, también de Iriarte, que tituló Coplas para tocarse
al violín a guisa de tonadilla. Siguieron numerosos libelos, contestados con la
misma violencia por Iriarte. Sin embargo, cierto espíritu volteriano confería a
los ataques de Samaniego una crueldad mayor.
Con
la subida de los Borbones al poder se produjo un proceso centralizador que
entró en litigio con las instituciones forales del País Vasco. Al complicarse
la situación, en 1783, Samaniego fue comisionado por la provincia de Álava para
que de una manera directa gestionara los problemas provinciales en la Corte,
aunque también tramitó otros asuntos regionales y de la Vascongada. En la
capital, su actividad literaria fue intensa; asistió a reuniones y tertulias y
gozó de la amistad de nobles y escritores. Participó en las polémicas teatrales
de la época defendiendo el teatro neoclásico y la ideología ilustrada. Esta
actividad cultural fue más exitosa que los progresos de las gestiones que le
habían encargado. Tampoco llegó a buen puerto el plan de un Seminario para
señoritas, que la Vascongada pretendía establecer en la ciudad de Vitoria.
De
nuevo en Bilbao, volvió a llevar las riendas de su hacienda, bastante olvidada,
y a frecuentar las antiguas amistades. En 1792 decidió llevar una vida más
tranquila y se retiró a su villa natal, Laguardia. Dos sucesos rompieron su
tranquilidad: por un lado, la invasión francesa del año 1793 que dejó
malparadas sus posesiones guipuzcoanas; por otro, algunas poesías satíricas y
licenciosas le valieron el principio de un proceso inquisitorial en 1793. El
tribunal de Logroño llegó incluso a decretar la detención del autor. Samaniego
evitó peores consecuencias gracias a la influencia de sus amistades en los
altos niveles.
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